Monday, December 12, 2016

Los deberes deben...

 
 
Los deberes, como el propio sistema educativo, se encuentran, desde mi punto de vista, anticuados. En gran medida, solo suponen actividades repetitivas del material teórico visto en clase, no suelen implicar demasiada reflexión o creatividad.

Sin embargo, igual que en muchos aspectos metodológicos, son los profesores los que marcan la diferencia, con su innovación y dedicación, son los que pueden originar un cambio en esa monótona tendencia. Aunque, muchas veces, no tienen libertad para ello, pues hay una programación, un centro y un sistema que les impide moverse con una libertad total.

Por eso, tanto para que se produzca un cambio en los deberes, como para que le acompañe el necesario cambio metodológico, es necesario un cambio de fondo, porque, sino, todo lo demás siguen siendo remiendos sobre una tela ya muy raída.

De todos modos, nunca se puede poner ese cambio de raíz como excusa, de ahí que todo lo que se haga es importante, repercutiendo, directamente en el presente y futuro de los estudiantes, que  se pueden beneficiar ya de los cambios, por pequeños que sean.

En este sentido, desde mi punto de vista, los deberes son importantes, necesarios e imprescindibles, pero necesitan un giro, modificaciones en su contenido e incluso en su forma, evolucionando hacia unos deberes más creativos e imaginativos. Un ejemplo de ello sería lo que se está haciendo en un pequeño colegio público de Australia, en el que se ha sustituido el término de homework por el de homelearning, un concepto en el que se toman en consideración las actividades que hace el alumno fuera del aula como parte de su aprendizaje, teniendo que justificar las mismas. Es decir, consideran que los deberes no emanan únicamente de la clase y de las asignaturas concretas. Creo que en el fondo de su filosofía  se encuentra el hecho de que el ser humano siempre está aprendiendo, en su vida, independientemente de las actividades que esté realizando. Y, por ello, consideran que muchas tareas realizadas fuera del aula también deben considerarse como “deberes” y ser valoradas.

 

Por lo tanto, deberes sí, pero con una evolución, que debería darse también en el sistema y en la metodología, pero, mientras esto no suceda, los profesores nos podemos ir adelantando, como siempre, preparando a los alumnos para el mundo real.
 


Tuesday, December 6, 2016

Homelearning: fuera del aula también se aprende

En una de mis clases, siempre dejo que los alumnos escojan entre tres vídeos, únicamente por sus títulos, y no sé por qué siempre escogen el mismo, What if students controlled their own learning, presentado por Peter Hutton (@Tempcol), director de Templestowe College. La verdad es que nunca me canso de verlo y siempre desde una nueva perspectiva. Sin duda alguna, la primera vez que lo ves, llama la atención que sea una escuela en la que los alumnos pueden escoger qué aprender y cuándo. Mirando un poco por Google, buscando el nombre del centro educativo, las noticias se multiplican alabando sus resultados y exponiendo la flexibilidad como centro de su metodología, un sistema en el que se pueden crear asignaturas nuevas cuando un alumno muestra interés por un tema en concreto. Quizás, un avance hacia la educación personalizada. Sin duda una metodología rompedora.

 

La semana pasada, en una clase, los alumnos volvieron a escoger su vídeo, como no podía ser de otro modo. Y de los quince minutos escasos de duración de la charla, me fijé en otro aspecto, cuando habla de homelearning para sustituir al homework de toda la vida. Es como un aprender en casa, en vez de trabajar en casa. El alumno escoge, tiene que justificar X horas de aprendizaje fuera del aula a la semana, pueden ser idiomas, deportes, mirar en internet un tema de clase en el que quiera profundizar o tareas de casa, entre infinitas posibilidades.

 

Y esto me ha hecho pensar en el debate actual de deberes sí o deberes no. Toda la vida hemos tenido deberes y no ha pasado nada. Como estudiante que he sido y como docente que soy, creo que los deberes no son malos, al contrario. Pero quizás lo que deberíamos variar es el contenido de los mismos y su concepción. Hagámoslo al estilo Templestowe: cuando trabajas en el negocio familiar, estás aprendiendo, cuando tienes un trabajo extra, estás aprendiendo, cuando vas al cine, estás aprendiendo, lo mismo si lees un libro, haces deporte o vas a clases. Como en Australia….

Ah claro, que esto no es Australia, estamos en la cuna de la picaresca, el país del Lazarillo…aquí muchas personas justificarían, sin preocuparse, las horas que pidiesen en el colegio. Se mentiría, se engañaría. Creo que hay que cambiar el concepto, pero ¿estamos preparados como sociedad para ese compromiso?

Sinceramente, creo que estamos en las Antípodas de ese cambio.

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